Llegué con miedo de haber llegado tarde.
Llegué a los 39 años sin saber si, una vez recbida, iba a poder trabajar como docente a causa de mi edad.
Llegué con el apoyo y el "empujón" de toda mi familia, pero, fundamentalmente, siguiendo los pasos de mi hermana menor a la que admiro profundamente y a la que considero una maestra BRILLANTE.
Llegué con la voz de mi madre resonando en mi cabeza: " no te lamentes porque ¡VOS! creés que es tarde, sos joven, estás sana y tenés todo el tiempo necesario para lograrlo..."
Dos hechos trascendentales determinaron y marcaron mi decisión final, ambos, me hicieron reflexionar sobre el sentido último y primordial de la vida: el nacimiento de mi segunda hija Chiara, que por alquel entonces tenía 5 meses, y el ACV de mi padre que lo dejó postrado y sin habla desde entonces, hace ya casi tres años.
Con respecto a mi biografía escolar diré que en el primario, no la pasé nada bien, a tal punto de llegar a creer que para ser maestra, primero había que ser "mala persona", obviamente hubo algunas excepciones, pero a la única maestra que recuerdo con cariño es a la que fue mi catequista, Griselda.
El secundario, en cambio, fue una de las etapas más lindas de mi vida. Quise y respeté muchísimo a la mayoría de mis profesoras. A la que más admiré, fue a la Hna Florentina, "la Flora", quien se desempeñaba como rectora del Colegio Inmaculada Concepción de Almagro. Ella era Profesora de Castellano y Latín, sabía varios idiomas, cantar, bordar y arrancar ruedos a tirones cuando los consideraba demasiado cortos...
Solidaria y caritativa como pocas, nos incentivaba a visitar hospitales y asilos de ancianos , organizaba personalmente todas las tareas pastorales. Luchó muchos años contra el cáncer, convirtiéndose en un ejemplo de vida y de integridad. Nos conocía, conocía a nuestras familias, la queríamos y nos quería mucho, nos cuidaba, nos sostenía con su mirada.
Con este enorme equipaje, llegué.
Toqué el timbre. Me recibió Alfredo, el portero...¿o el ángel guardián?, de un modo que jamás olvidaré . Algún día espero agradecéselo como corresponde, pero, esa es otra historia, que me comprometo a contarles en otro momento.
Gaby